“¿Qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?” —“Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Por su modo de actuar y su predicación Jesús, ha atestiguado el valor perenne del Decálogo. El Decálogo contiene una expresión privilegiada de la ley natural. Lo conocemos por la revelación divina y por la razón humana. Los diez mandamientos, en su contenido fundamental, enuncian obligaciones graves. Sin embargo, la obediencia a estos preceptos implica también obligaciones cuya materia es ,en sí misma, leve.
• Amarás a Dios sobre todas las cosas.
• No tomarás el nombre de Dios en vano.
• Santificarás las fiestas.
• Honrarás a tu padre y a tu madre.
• No matarás.
• No cometerás actos impuros.
• No robarás.
• No dirás falso testimonio ni mentirás.
• No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
• No codiciarás los bienes ajenos.
0 comentarios:
Publicar un comentario